martes, 20 de julio de 2021

Monte Faro

 

En una de las Zonas de Especial Conservación de la Red Natura 2000, que se sitúa en la sierra del Faro, se destaca el monte Faro. Con un espectacular mirador a 1117 metros de altitud, desde el que se puede contemplar territorios de las cuatro provincias gallegas. La vista abarca un entorno de monte bajo, prados, bosques de robles y una exuberante flora. También llama la atención la ermita dedicada a Nuestra Señora del Faro. Una pequeña capilla de la segunda mitad del siglo XVII situada en la cima, donde se puede apreciar un extraordinario cruceiro del desenclave de Jesucristo y la senda de las 13 cruces, donde los peregrinos cumplen sus promesas de ofrenda, caminando descalzos o arrodillados por la pendiente. También destaca la fuente de la Virgen del Faro.

 

Un relevante elemento etnográfico es, “A Fonte dos Meniños”, en el monte Faro, en la parroquia de Argazón, en Chantada. A la que se le atribuyen poderes curativos. En esta tradición antigua, se llevaba a la fuente a los niños y niñas que sufrían problemas de debilidad, falta de energía, y tenían las piernas cruzadas, lo que les impedía caminar. Le llamaban “o enganadiño”, a la insuficiencia de fuerza. El ritual, que se hacía por la noche, consistía en que dos mujeres, colocadas una a cada lado del pequeño puente, se pasasen al niño nueve veces por debajo del arco que formaban las tres piedras, junto al manantial, mientras se repetía el responso y el diálogo nueve veces;

- María.

- Que.

- Toma este enganadiño. Se é para Deus, que o leve. Se é para o mundo, que Deus o salve.” 

Luego se pasaba al infante por el hueco de un roble partido verticalmente en dos, y se le dejaba como ofrenda la ropa del crío que llevaba puesta y dinero. Se encendían unas velas o candelas, al terminar el ritual. Si las velas se apagaban, el niño o niña, moriría. Si quedaban encendidas, viviría, sanándose su dolencia.

 






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