¿Acaso sabes lo que hace, cuando no lo ves, ni lo recuerdas?
Él, agarra sus hachas y trabaja.
Entrena los músculos con cada golpe, y es recia su espalda.
El leñador, corta, rebana, astilla y deja su marca.
Si quiere talar, tala.
No le preocupan las miradas.
Es contemplado por aves y animales.
Corzos, lobos, ratones y murciélagos.
Abubillas, jilgueros, gorriones y cuervos.
¿Acaso importa lo que siente, cuando ni siquiera lo escuchas?
¿Lo visitas, en su casa?
¿Sabes algo…, que no sea nada?
El segador, afila el arma, con una piedra negra gastada.
Con la virtud afinada, apunta y dispara.
Tiene el cuerpo tenso y relajada el alma.
La herramienta, avanza por otra cabeza de madera endurecida.
Con paciencia, retira los tocones y comienza la escena repetida.