Yoli, psicóloga del CIM, dió paso a la presentación del libro de Emily Rodriguez Santos, Calas Blancas.
Acompañadas por la escritora y violinista Gisela Moon, compulsaron un momento inolvidable.
Podría
tratarse de un viernes cualquiera…
Otro
comienzo de fin de semana que llovía a bocajarro.
Podría
tratarse de un viernes cualquiera…
El
sofá sujetaba el cuerpo como una cadena de barro.
Lo
único que apetece es envolverse en una manta de lana.
Quedarse
en seco, sometido a la absorbente y solitaria cama.
Podría
tratarse de un viernes de diciembre, oscuro, frío y negro.
Podría
tratarse de un viernes pasajero, con el tiempo parado…, quieto.
En
el Auditorio Municipal de Padrón, mucha gente fue llegando, con el
calmado ánimo sosegado.
Son
seguidores de la autora de la novela Calas Blancas, que firmaba su
obra al pié de un escenario.
Las
lámparas fluorescentes, desplazaban su luz eléctrica por las
butacas rojas con respaldo negro.
El
ambiente cálido, peina las cortinas oscuras de las paredes, y se
desliza por la baldosa del suelo.
En
las tablas altas, cuatro guerreras exponen su conciencia, y condenan
a los asesinos al destierro.
Se
conmemora en la memoria a un ángel que vuela lejos, y se nombra a su
madre, en el recuerdo.
Las
personas asistentes al acto, escucharon tres versiones musicales y
una historia de supervivencia.
La
sesión es emotiva, el mensaje del discurso es importante, se exige
la más dura y larga sentencia.
La
superación de la cura, es una larga y ruda cuerda que aprieta el
corazón, hasta completar la experiencia.
He
visto como los héroes enmudecen ante el milagro que brilla en la
piel de la veracidad de la condena.
Úrkalo:
"No
dejaré que el odio recorra mis venas como un licor ardiente... Lo único que quisiera matar sería a la muerte."
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