sábado, 7 de enero de 2017

El tercer hijo de un pueblo sin cielo.(2)

Animales compañeros.


Se acercó la noche y salieron a gastar su tiempo, pues la vida le pagó un día más de su sueldo. Su vínculo se engrandecía a cada segundo con pequeños momentos que se entremezclaban tapándose unos a otros. Decisiones y olvidos. Convivencia.
En el recorrer de la avenida escogida, se dieron cuenta, que aquellas calles estaban enmudecidas de vida. Ni una flor ni un insecto. Ni frío ni calor. Solo la densidad del aire espeso. Se enfrentaron a la rima de una poesía dramática y exploraron.
En un poste de madera, apenas se distinguía en una placa mugrienta, unas letras pintadas de color escarlata, que rezaban, “DESESPERACIÓN”.

- Chamán, esta soledad es inquietante. Me siento emboscado por cientos de ojos hambrientos de ver, algo más allá, de sus oscuros hogares muertos. Existe y se huele una felicidad exigente y falsa. Atrapados detrás de sus ventanas de cristal y aluminio, se imaginan un mundo mejor. Distinto de lo que conocen. Algo que no llegarán nunca a comprender. Su existencia se cobró antes de nacer. La muerte no negocia, solo coge lo que le pertenece y se va en silencio, como vino. Se firma con el último suspiro del aliento.
Están fundidos con su rutina eviscerada. Almas en pena por el olvido de alguna memoria enferma, se esconden por las esquinas con timidez, para espiarnos. Espíritus errantes.-

Chamán ni se inmutó, a pesar de estar rodeados por el muro blanco de la incertidumbre tenebrosa. El paso de las arenas por el tubo del reloj, era como un segundo parado. Un pedazo de hielo minúsculo que persistía en un invierno eterno. Flotando en el mar de la inconstancia, se va diluyendo el aburrimiento hasta el abismo del hastío. Miedo.
En el avance, más áspera y cruel era la realidad del entorno. Ruinas y fósiles se concentran en la alfombra del aburrimiento y la desidia. Malos vientos de envidias.
Chamán masculló un melodioso y profundo gruñido.

- No estamos para cantar canciones, amigo mio, este lugar tiene una luz apagada que hay que hacer brillar de nuevo. Inversión y compensación. Su nombre lo inventarán al nacer. La ilusión volverá a cantar de nuevo, para que gobierne la esperanza y el bienestar, en este pueblo maldito de calumnias. La limpieza es necesaria.-

Chamán, ladró con fuerza y con decisión. Era juez de sus propios instintos. Un maestro del conocimiento más ancestral. Lo coherente. La certeza del sentido común más básico.
Los dos se miraron y apuraron el ritmo de su caminar austero. No decidió coger las armas incoherentemente… Solo lo hizo porque vio como el eje del mundo, se retorcía e inclinaba, por el peso de la maldad y la vanidad humana. Cubrió su rostro, cuando alzó su vieja cámara, para inmortalizar la materia muerta, mientras deambulaban recuerdos de la niñez en su cabeza. Su cámara era su escudo, el objetivo su arma. Su memoria habló.

- “ Mirando desde la ventana a un muro gris de hormigón. Le interesaban las formas del musgo que crecían en él. Era un microcosmos lleno de vidas singulares. Un mapamundi con desiertos de cemento y oasis de líquenes en busca de los rayos del Sol del amanecer. Las bacterias bailan despreocupadas, sin alertarse del gran ojo que las mira y no las ve. Solo faltaría que los virus me nombrasen dios. Da igual, seguiría sin verlos.
Ya fui lo que no soy y ya hice lo que no hago. Sigo aprendiendo, viviendo el presente… Y no calumnio la presencia del pasado. El miedo a la muerte, es lo único que me mantiene con vida, no le daré la espalda.”-

A veces, es mejor marcharse a donde nadie te alcance, y observar.
Chamán husmeó el entorno, hasta que encontró un hueco donde descansar su cuerpo.

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